“Un Nuevo Guardián (crónicas alternas de las tierras altas).”
Parte I: El arribo
Había llegado a la región lacustre de las tierras altas, zona alejada de cualquier población importante, distante en realidad de cualquiera de ellas, por una extraña carta que le había sido enviada por una "familia desesperada", que aunque extraño, ya esto era rutina en su oficio y su modo de vida, lo cual era decir bastante.
El prologo a su arribo no había sido nada acogedor. El pueblo moribundo de Pregonero, en donde solo pernocto una noche tranquila como en mucho tiempo no había vivido, le acogió con advertencias de regresar a la ciudad y de abandonar la empresa que había iniciado. Si escribiera algún día sus memorias, parte importante de ellas consistiría de solo el registro de historias similares a las que se expuso desde que fue iniciado para oficiar como Guardián, se dijo en sus pensamientos mas claros.
-Esa parte de por aquí no es buena mi señor-le contó el viejo arriero que accedió a traerlo y que lo aproximo a unos kilómetros de su destino- cosas raras y malas han pasado ahí, y de verdad no se si alguien aun este vivo en la vieja mansión.
-Los peces desaparecieron, las plantas son decrepitas y marchitas en el lago, y nuestro párroco apareció muerto en una de sus riveras-prosiguió el anciano- Su rostro aun lo tengo marcado en mis ojos, esa expresión, rara, como de loco, como aterrorizado aun me deja sin poder dormir.
El guardián escucho con atencion el relato que a manera de advertencia le obsequiaban, y a medida que mas datos le eran aportados supo que la empresa que tenia por delante no seria fácil. El anciano mal al que se enfrentaba era fuerte, y no se dejaría arrebatar lo que ya era producto de su usufructo.
-Hasta aquí llego, no mas lejos no mas cerca-le dijo el anciano interrumpiéndolo de sus cavilaciones- Todavía esta a tiempo de arrepentirse-le apremio el arriero-vengase conmigo, no sea loco, eso por ahí es malo, MALO; y no hay naiden cerca que pueda ayudarlos... Mirando fijamente al anciano, introdujo su mano en el bolsillo de su chaleco y extrajo unas cuantas monedas que coloco en la mano callosa del viejo, y apretándosela en gesto de agradecimiento, solo le respondió con un seco gracias.
-Usted debe estar loco, y perdone que se lo diga mi señor-le replicaron-pero es su decisión. Le dejo esta vieja linterna con estas reservas de kerosene, y que mi dios se apiade y cuide de usted- fueron las ultimas frases amables que recibió. y volteándose el ultimo residente del pueblo con el que hablo, le dejo solo, frente a la trocha que le llevaría a su destino. Varias horas duro su marcha por un camino que evidentemente ya no era tal, llegando en horas de la tarde a la vieja mansión.
Desde el cerro en el que se encontraba, se detuvo a contemplar el "paisaje" que a sus ojos se exhibía.
-El viejo tenia razón, pensó, y un crujido se deslizo por toda su espalda, electrificando su piel. Se deslizo las manos por ambos brazos frotándose un rato, su piel, ahora fría y sudorosa, presentaba sus vellos erizados. Nunca antes había experimentado un sentimiento de desasosiego, de soledad, de vulnerabilidad como ahora.
El enorme lago, incrustado en un valle de montañas casi verticales, se le
presentaba como una enorme cuenca oscura de párpados de roca, cuyo iris
puntiagudo correspondía a la vieja mansión. Unos matorrales y unos cuantos
árboles retorcidos le hacían de pestañas.
Descendió los últimos metros que le separaban de la antigua casa y toco la
puerta con un golpe seco de sus nudillos. En los pocos milisegundos que
estuvo en contacto físico con la casa, volvió a experimentar lo que sintió
al ver el lago por primera vez, pero con una diferencia: ahora deseaba
fuertemente haberle echo caso al paisano del pueblo que lo había traído.
El sonido del golpe retumbo en la vieja casa, y el eco resultante nuevamente
le hizo saber que estaba solo y alejado de cualquier ayuda. Pasaron unos
segundos que se le hicieron eternos antes de que escuchara algo. Saco su
reloj de leontina del chaleco y vio la hora: 2:30 pm, era aun temprano, aun
temprano.
Parte II: El encuentro
La desvencijada puerta apago un poco el sonido de pasos apresurados que se escucharon detrás de ella, tras lo cual un enorme chillido se escucho al iniciar su apertura. Detrás de ella una mujer de edad media y cuerpo enjuto, hizo su aparición. De aspecto desaliñado y mirada ansiosa, su rostro dejaba ver el cansancio y la desesperación de noches sin dormir, y tal vez de días sin comer apropiadamente.
Al abrir, la mujer quedo sorprendida, este era la persona que los iba a ayudar?
Precisamente como "atractivo" no era el adjetivo que mas se le podía adaptar a la extraña fisonomía que Georgie tenia, pero algo de su humanidad y su porte , hacia que las miradas se concentraran en su aspecto, que aunque verdaderamente único, luego resultaba harto difícil de recordar o describir. Larguirucho, y pálido, mas asemejaba la constitución de un espantapájaros que al de alguien que hubiese enfrentado a los Ancestrales con anterioridad. De tez blanca, en su rostro los ojos descansaban sobre unas enormes fosas negras, exaltadas por el brillo vivaz e inteligente de sus pupilas. De mirada severa y senescente, la rectitud de sus rasgos era rota por un mechón de cabello rebelde que pendía sobre su frente. Sus ropas negras resaltaban el carácter fantasmal de su piel. Portaba un chaleco elegante, humedecido por el sudor de la marcha, y un pantalón que extrañamente le hacia ver mas delgado. En su cinto se observaba el bulto que formaba su cinturón, del que se asomaba la culata de un arma, y algunos bolsas de cuero. A sus pies dos viejas maletas de cuero que parecían mas antiguas que el, y los recipientes de kerosén que le habían obsequiado.
Luego del breve examen la mujer se dio cuenta que el recién llegado estaba observando sus piernas con un dejo de malicia y alegría, sintió inmediatamente como sus mejillas empezaban a hervir y apenada bajo su mirada, solo para darse cuenta que había un intruso que se había ubicado entre los dos adultos.
-Es mi hijo-comento la mujer y se sintió algo tranquila, el rubor de su rostro se calmo; José Manuel, mi amor, saluda al señor.
-Hola! mi mama ha estado hablándome de usted! Nos va a ayudar? –la voz infantil del niño era lo único que le aportaba algo de vida a la conversación, ya que por su aspecto, no mejor que el de la Madre, no se podía mejorar la situación.
-Cálmate José Manuel!... Ayuda con las maletas, llévalas al recibo, y espérame ahí-ordeno la mujer.
Comenzaron a desplazarse hasta el recibo de la enorme casa, la cual dejaba entrever que había tenido un pasado glorioso, ya alejado por mucho tiempo. Las paredes y techos exhibían la decrepitud propia que la ruina del moho, la humedad y la falta de mantenimiento lograron a través del tiempo. Muchos de los pedestales y soportes de las antiguas lámparas estaban rotos o desaparecidos. No se observaba ninguna decoración en las paredes, e incluso muchas de ellas ya no contaban ni con pintura, ni con maderas intactas. La marcha hacia el vestíbulo fue silenciosa, rota solo por algunos chirridos que la madera de la casa producía.
-Tome asiento por favor-le pidió la mujer- y apartando una sabana gris le descubrió el sofá que estaba oculto, o mas bien escondido, debajo de ella.
-Disculpe el estado de nuestra casa, pero como entenderá nuestra situación es muy difícil y desesperada, además temo por la vida de mi hijo-y sin mas comentarios la mujer empezó a relatarle los acontecimientos que acontecieron en los meses previos. El relato no sorprendió al guardián, ya con anterioridad había experimentado el poder de los Ancestrales, y sabia de muy buena mano lo que con apenas una muestra de su poder eran capaces de hacer.
-Desea su café con leche?-le pregunto la mujer sorprendiéndolo.
-Sin leche, sin azúcar, por favor- fue su corta respuesta- Serrerro , fue su única petición.
A medida que transcurría la tarde, entre sorbo y sorbo de café, la conversación viajo del pasado reciente hasta el momento en que toco la puerta.
Nuevamente la mujer se percato que el interés del invitado no estaba en el conversación, y que con fijación este se encontraba concentrado en su hijo...
-Ruego me sepa disculpar, pero le agradecería que me dejara un momento a solas con su hijo- le solicito Georgie a la mujer.
-No se preocupe-respondió- subiré a acomodar sus aposentos para esta noche.
José Manuel- con voz dulce llamo la mujer a su hijo- el Señor desea hablar
contigo, hágale caso y pórtese bien.-Si Mama!, fue la corta respuesta del
Niño.
Parte III: La preparación.
La tarde feneció entre las conversaciones y las tazas de café, y al mirar nuevamente la reliquia que era su reloj, el recién llegado decidió que ya era tiempo.
-José Manuel-le dijo a su interlocutor- busca a tu mama, dile que debemos prepararnos, que ya es tiempo.
Corriendo salió el niño, y al poco rato, y un poco jadeante por el esfuerzo, llego tomado de la mano de su mama.
-Ya va iniciar todo-dijo con voz serena y profunda el invitado-enciendan todas las lámparas de la casa , y ocúltense luego en la cocina. No dejen ventanas o puerta alguna abierta, y bajo ninguna excusa o situación, escuchen o vean lo que sea, NO, repito, NO salgan de ella, termino advirtiéndoles. La madre y su hijo asintieron con la cabeza y se desplazaron a realizar las tareas ya acordadas.
Cuando escucho la puerta de la cocina cerrarse el guardián dio inicio a la preparación.
Se despojo del chaleco y de la camisa, mostrando un huesudo tórax lleno de cicatrices y marcas, plagado de extraños tatuajes verdes, como si de una pagina de piel de un raro libro se tratase, exhibiendo su contenido escrito en una lengua ya olvidada.
Ya con mayor tranquilidad se despojo de su cinto y dispuso de las extrañas bolsas de cuero que a el se sujetaban, abriéndolas extrajo unas pequeñas piezas de rocas talladas con runas y las mantuvo sujetas con la mano izquierda por un breve momento, luego las coloco en el piso. Reviso el juego de pistolas Colt que su predecesor le había obsequiado, y les recargo la munición.
Reviso luego una de sus maletas, de la cual extrajo las partes de un antiguo fusil con el cañón recortado. Procedió a armarlo y a cargarlo para luego dejarlo apostado sobre el sofá. Tomo varias de las bolsas de cuero, y tomando una de las rocas talladas, la introdujo en su boca y empezó a circular por las habitaciones de la casa. El silencio en toda la casa había sido macizo hasta este momento, cuando el guardián, ya preparado, empezó a murmullar palabras ininteligibles, a manera de un cántico sombrío por todas las habitaciones, mientras rociaba las paredes y piso con un extraño polvo verdoso.
-Ya son las 10 de la noche-se dijo mirando el reloj-ya no debe tardar mucho mas...
De la hasta ahora muerta superficie del lago, un burbujeo, al inicio esporádico y ahora mas enloquecido, rompía la sepulcral quietud del mismo, haciéndose acompañar de miles de formas reptantes que pululaban en su profundidad. Un hedor inmenso se apodero de todo el valle y de la atmósfera enrarecida y toxica, un enorme estruendo fue parido. Todo, las riveras del lago, la tierra, e incluso las montañas, empezaron a estremecerse con un temblor, como si el planeta mismo estuviera atemorizado de lo que estaba por venir.
La antigua iglesia del pueblo, siempre vacía, ahora estaba llena con los escasos habitantes de la zona que habían acudido a ella luego que el enorme estruendo los alerto que algo nada común y maligno estaba ocurriendo en el lago. Llantos, rezos y gritos dentro de la iglesia fueron apagados brevemente para luego renacer mas fuertes cuando la ola de podredumbre y hediondez les alcanzo.
A pesar de los fenómenos que ocurrían afuera de ella, la casa no se estremeció, aunque el aire dentro de ella si se transformo en algo tangible e inmundo.
-No puede ser, aun no he terminado de asegurar el recinto, con preocupación
y temor dijo en un susurro el guardián, y , desenfundando ambas pistolas,
salió corriendo entonces hacia la sala.
Parte IV: Confrontación.
No había dado inicio a su marcha cuando fue sorprendido.
La pared a su derecha repentinamente exploto levantándolo y precipitándolo con fuerza contra la pared contraria. Súbitamente aturdido y con sus reflejos algo retardados, con dificultad se levanto, y ,reprimiendo el vomito en su boca, observo como el suelo estaba inundado por un liquido negruzco, apestoso, semejante a una espesa baba, que ahora estaba a todo su alrededor. De la brecha a su derecha, producto de la explosión, vio como una extraña forma reptilea, marina, emergía de la inmunda baba. Mas atrás de esta otras iniciaban su aparición, entre miles de apéndices carnosos y tentáculos que le rodeaban, y de ojos rojizos y malignos que se estaban fijando en el. Sin contemplaciones vació las dos pistolas con precisión sobre los cuerpos que se estaban abalanzando sobre el. La humareda dejaba por la pólvora, y el olor a carne chamuscada añadía al ambiente un aspecto aun mas terrible y toxico.
Con sorpresa observo como nuevamente los cuerpos ya destruidos empezaban a ser reemplazados por otros nuevos, y recitando con voz fuerte uno de sus cánticos, el guardia salió corriendo unos metros para luego voltearse y arrojar una de las bolsas de cuero que le acompañaban. Una enorme explosión nuevamente fue escuchada, pero ahora ese segmento de la casa no mostraba secuelas de pólvora o humo, la bolsa había aniquilado a sus adversarios purificando momentáneamente la baba primordial de la que se estaban originando esas aberraciones. Ahora el guardián tomaba plena conciencia que estaba en apuros. Corrió desesperadamente hacia la sala. Al llegar a ella, con apremio y algo de alegría, vio como un circulo aséptico de piso intacto contenía las pocas posesiones que poseía.
De todos los lados de la casa rezumaba la extraña sustancia, escurriéndose por las paredes, en forma de cascada insana descendiendo desde el piso superior de la casa. Dirigió su mirada hacia el pasillo que conducía a la cocina y con alivio se dio cuenta que al igual que con lo ocurrido con sus objetos, ese segmento de la casa estaba aun intacto. Con una habilidad y rapidez sorprendente volvió a recargar las pistolas y las enfundo. Ya sus pertrechos estaban escaseando, de las bolsas solo le restaba una intacta, le quedaban algunas runas, y las doce ultimas balas que poseía las invirtió al recargar a las viejas Colt. Solo el Fusil tenia municiones, pero por su lentitud y potencia de disparo, lo reservaría para el final.
Para este momento la casa empezó a estremecerse, y un zumbido infernal empezó a ser escuchado en toda su extensión.
Del pasillo superior empezó a descender un enorme tentáculo escamoso, arremolinándose en el pasamanos, deslizándose por el suelo, y en un movimiento sorpresivo, atrapo el pie del guardián, circundándolo con varias vueltas, apretó con fuerza hasta que se oyó un seco crujido. No sabia que era mayor, si el dolor de los huesos rotos o la incertidumbre y sorpresa por haber cometido el error de descuidarse al revisar las provisiones, pero la respuesta que dio inmediata fue un enorme grito que se apago de inmediato al caer al suelo, y sumergirse en el asqueroso liquido. Como pudo se reclino y nuevamente las gemelas Colt hicieron su trabajo, la presión en su pie desapareció, y el enorme apéndice retrocedió destrozado, chorreando a ríos un liquido negro y mas espeso que aquel del que se había formado.
Gateando regreso hasta el sofá y se apoyo contra el. Ya no se podía permitir mas errores, pensó. Los tambores de las pistolas contaban ahora con apenas 5 balas.
El pie le dolía enormemente, y una herida en su párpado superior izquierdo, producto de la caída ahora le dificultaba un poco la visión.
Nuevamente vació las pistolas contra la progenie que se originaba delante de el, pero esta vez tuvo la sensatez suficiente como para reservarse una bala. La ultima bolsa fue utilizada en el circulo de protección cuando observo que el mismo iniciaba un proceso de retroceso. Estaba perdido, lo supo con seguridad, y sus ojos enrojecidos, dejaron escapar algunas lagrimas de impotencia, pero antes de irse haría que algunas de las criaturas impías retornaran al plano olvidado del que habían llegado experimentando algo de dolor. Extrañamente todo entro en calma, no aparecieron mas engendros, el temblor dejo de existir, pero el zumbido que se oía aun continuaba.
De repente todo ceso.
-Y ahora que?- se pregunto atemorizado mientras se quitaba la sangre de la cara.
Del centro de la sala se escapo un fuerte crujido, y súbitamente el suelo desapareció, una enorme columna de liquido espeso ascendió hasta tocar el techo de la antigua casa rasgándolo y ,desprendiéndole algunas tablas, descendió al cráter que había formado.
La fatalidad pleno el corazón del guerrero.
Parte V: El Ancestral.
Proveniente del enorme cráter un fuerte burbujeo se escucho, parecía como que del mismo se estuviera absorbiendo toda la luz de la sala. Los segundos transitaron como horas, y tras unas cuantas horas, la razón de la transitoria calma inicio su presentación. Una enorme formación de tejidos emergía del cráter, su hereje constitución, carne-cartílago-escamas-cuero, y un recubrimiento de extremidades, tentáculos, patas , y múltiples vasos palpitantes , descripción muy humana para lo que se observaba, formaban esta aberración de tiempos inmemoriales, de mucho antes de los tiempos de los dioses de los hombres, de una era ya antigua hasta para los dinosaurios. Solo una vez con anterioridad sus ojos habían visto algo parecido, y eso fue hace tiempo atrás cuando su predecesor lo ungió como guardián, y recordó que también ,en aquel entonces, fue en circunstancias similares y fatales. De la enorme montaña infame que surgió del piso, un pico gigante se abrió, exhibiendo una hilera de enormes colmillos desordenados y puntiagudos, que rodeaban toda la monstruosa fosa. Entonces fue cuando un gruñido hambriento surgió de la desgraciada entrada, bañándolo todo, hasta el circulo de protección, con su asquerosa saliva, la misma que había llenado todo el piso de la antigua mansión. El asombro ya no tenia cabida en su cabeza, y como pudo, el guardián asió una de las latas de kerosén y la coloco entre sus piernas, volvió a estirar su brazo y agarro el otro recipiente ,lanzándolo hacia la base de la criatura. Apunto la vieja Colt ,con la ultima bala que aun le quedaba, hacia la lata de combustible que había lanzado momentos antes, cuando lo que vio le hizo perder la concentración. Del enorme pico abierto una extraña forma estaba apareciendo del interior de la aberrante garganta, usando la lengua a modo de escalera, una figura humana acababa de hacer su presentación, vestía un traje negro, corroído por las sustancias viscerales de su huésped, bajo el cual huesos, tendones y vísceras eran apreciables. Su cabeza solo tenia unos mechones de pelo blanco que se aferraban a un cráneo reluciente. Su cara apenas si estaba formada por jirones de carne, y donde antes estuvieron sus ojos, emergían dos pequeños tentáculos. Una sonrisa cadavérica sin gracia, de una boca de labios inexistentes, hacia mas repugnante el espectáculo que ante si tenia. Y fue entonces cuando supo quien era la figura: el párroco del pueblo. -Se quien eres-surgió la voz de una garganta muerta, con un sonido terrible de millones de voces muertas y de criaturas torturadas- y cual es tu oficio y la razón de tu presencia -continuo el párroco- uno de mis residentes, Angel se llama, me lo explico.
Un escalofrió intenso asusto al joven humano al escuchar el nombre del que fue su mentor.
-No tienes posibilidades de éxito-continuo el Ancestral- tu también vendrás a residir con él, aquí, en mis entrañas...
El guardián no le permitió continuar, y disparando la ultima bala hizo estallar el recipiente que estaba en la base de la criatura. La explosión no fue lo que esperaba, pero al destruir el cuerpo del párroco e incendiar el monstruoso engendro, le dio el tiempo necesario para agarrar el fusil con la mano derecha, y con la izquierda sujeto las ultimas runas que aun tenia. El fuego se extinguió rápidamente del monstruo, y a manera de replica por el daño, de la boca surgió un tentáculo que con rapidez agarro al guardián por los hombros, y , levantándolo como si de una muñeco de trapo se tratara, lo agito en el aire varias veces antes de lanzarlo contra el suelo. El fusil se desprendió de su dueño, y con un seco ruido, se estrello contra la puerta de la cocina.
Ya en el piso, y ahora mas adolorido, vio como su brazo izquierdo había adoptado una posición contranatural, pero sabia que aun así debía sostener las runas, estas eran su única esperanza de poder hacerle daño a la criatura Con gran dificultad se arrastro y haciéndose un ovillo envolvió la ultima lata de kerosén. De su ahora rota boca, se volvieron a escuchar los extraños cánticos que ya había entonado antes de iniciar la lucha, y extrajo por un momento de ella , la runa que le sirvió de acompañante hasta ahora. A medida que cantaba las runas adquirieron un brillo verdoso fosforescente, al inicio tenue, pero luego mas fuerte, que se extendió por su brazos y luego a todo el cuerpo. Cerro los ojos con fuerzas y se concentro solo en los versos que recitaba, esperando que las instrucciones que había dado en la tarde fueran cumplidas. La criatura al ver lo que estaba ocurriendo volvió a emitir el extraño sonido quejumbroso que había lanzado momentos antes, y ahora, lleno de un odio y resentimiento mayores, decidió que ya era justo acabar con el insignificante humano que se le opuso. Nuevamente de sus entrañas dos nuevos tentáculos aparecieron y volvieron a atrapar al ya indefenso guardián, levantándolo nuevamente por el aire, pero ahora con una diferencia: su destino seria diferente.
Con dolor inundando toda su humanidad, sintió como su cuerpo era levantado rápidamente del suelo, por lo que se aferró con mas fuerza al recipiente de combustible, y recito con mas fuerza sus ininteligibles cantos. Su cuerpo ahora semejaba una antorcha humana, el brillo le rodeaba por completo desplegándose por todas las superficies aledañas, y sus tatuajes resaltaban tomando vida propia, moviéndose y transformándose en otros símbolos , a medida que cada uno de los cánticos progresaba y cambiaba. Ya desplegado en el aire y situado frente al inmundo Ancestral, de la boca de este surgió un tercer tentáculo, puntiagudo y repleto de púas, con un destino ya definido.
Parte VI: Final.
-Ahora!- Grito el guardián, justo en el momento en que su cuerpo alcanzo el mayor brillo, segundos antes que el ultimo tentáculo saliera disparado hacia su tórax, momento ese en que la puerta de la cocina se abrió repentinamente, permitiendo la salida de una mujer aterrorizada y mas atrás la de su hijo, quien accidentalmente tropezó con el fusil, cayendo luego en frente del horrible espectáculo que se originaba en su sala La lanza que constituía el ultimo tentáculo, se abalanzo sobre su blanco, atravesándolo de lado a lado, destruyendo órganos vitales, engarzándolo en sus anzuelos mortales. El guardián con el poco aliento que le quedaba, y con la vida escapándosele a borbotones de la nueva herida que poseía, solo alcanzo a decir unas ultimas palabras:- Hijo, dispárame- entendiendo José Manuel la urgencia de la suplica, tomo el fusil, y como pudo aserto a disparar al recipiente de combustible que con fuerza guardaba el guardián apegado a su cuerpo.
La marcha del tiempo se paralizo, y todo lo siguiente pareció ocurrir al mismo tiempo: la enorme boca se abrió para recibir su presa ensartada en el apéndice mortal, presta a devorar su nuevo alimento, cuando el estruendo del fusil lleno la sala, reforzándose por la explosión del kerosén, destruyendo el tentáculo y abalanzando los brillantes restos del guardián hacia la repugnante vía digestiva del monstruo, los cuales ,al entrar en contacto con el Ancestral, produjeron el tercer estallido, mucho mas sonoro, mucho mas estremecedor que cualquiera de los sonidos escuchados con anterioridad en toda esa vasta zona. La enorme mole de tejidos se paralizo por un breve instante, congelada por una fuerza tan remota y poderosa como los orígenes del Ancestral mismo, y , luego de un breve lapso, empezó a hacerse translucida, como si algo le estuviera robando consistencia de adentro hacia fuera, destruyendo sus vísceras, borrando su interior. El cubrimiento externo empezó a diluirse, y en un sordo estallido de luz, la criatura, la baba, y todo lo que había surgido de esa innombrable maldad, dejo de estar, desapareciendo de este plano de existencia. Fue solo entonces que la alegría regreso al rostro del niño y una sonrisa de satisfacción y felicidad surco su maltrecho rostro.
Solo quedaba en frente de el un enorme hueco vació, el fusil, una de las pistolas y el reloj de leontina, que marcaba justo las 12 de la noche, como únicos recuerdos del guardián.
Parte VI: Un nuevo día.
Ya el alba rompía en el cielo la oscuridad de la noche, atrapando por sorpresa a la joven madre y a su hijo, quienes se habían quedado dormidos ,abrazados, a unos cuantos pasos de la vieja casa Era increíble, pensó la Madre, todo lo que les había tocado vivir en unas pocas horas. Siempre le estaría agradecida al joven que le ayudo, rezaría por que su alma descansara en paz. Abrazo al niño con mas fuerza para darse así misma un poco de calor y poder reconfortarse mas con la tan esperada paz que les había llegado.
El niño a su vez acababa de despertar, miro el rostro de la joven madre y le sonrió, recibiendo igual respuesta.
Es hora de irnos, recojamos lo que podamos y marchémonos, fue la petición que la madre le hizo al pequeño niño.
Transcurrido unas horas, y con pocos enseres rescatados, la madre y su hijo, apartados a poca distancia de la entrada principal de la casa, la observaron por ultima vez. No sintieron tristeza de abandonar aquel recinto. Mientras estaban sumidos en sus propios pensamientos , los dos fueron sorprendidos por un súbito chapoteo en la superficie del lago, cuando se voltearon asustados a ver lo que había ocurrido soltaron una risa de alegría , una pequeña ave se había posado en la ahora clara superficie del lago. -Vamos-le dijo la mujer al niño, cuando reparo que este tenia a su lado una de las maletas del visitante, y que de su cuello pendía, a manera de collar, el antiguo reloj de leontina. No pudo evitar ocultar que una nube de preocupación ensombreciera su mirada.
-No te preocupes Mama, le dijo el niño, son solo unos recuerdos, me los puedo quedar verdad?- suplico José Manuel.
-Claro Hijo- respondió la madre.
Y así empezaron a marcharse de aquel lugar antes impío. La Mujer llena de alegría y esperanzas, el niño, aunque alegre, con una pesada carga desconocida por su madre, regalo del extraño: ahora el tenia un tatuaje brillante en su pecho, y en sus maletas, la pesada Colt, que ahora era suya. Había nacido así un nuevo guardián.